¿Sabías qué?
Donar sangre no engorda ni debilita, sino todo lo contrario, pues los órganos reciben sangre joven al producirse células nuevas, glóbulos rojos que transportan oxígeno fresco.
La sangre fluye mejor. Con la donación, la sangre fluye de manera menos perjudicial para el revestimiento de los vasos sanguíneos. Esto significa menor bloqueo arterial y menor riesgo a sufrir un ataque al corazón y accidentes cerebrovasculares.
Mejora el proceso de circulación permitiendo mayor oxigenación a los tejidos del cuerpo.
Dona sangre para que el mundo siga latiendo.
“Humanización y seguridad, nuestra prioridad”
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